En Hervor, cada plato es más que una receta: es la traducción de un recorrido personal y cultural. Conversamos con Gonzalo Villahoz, chef y creador de Hervor, quien nos revela cómo entiende la cocina de autor y de qué manera logra que su impronta esté presente, aun cuando el comensal prepara el plato en casa.
La cocina de autor, según Gonzalo
Para Villahoz, la cocina de autor no es copiar fórmulas, sino plasmar experiencias. “Es lo que vivís como cocinero y lo que te marca en cada viaje, en cada sabor descubierto. Esa suma se convierte en un plato único”, explica. En Hervor, esa definición se traduce en creaciones que combinan una fusión cuidada y estudiada, en la que conviven un mismo menú con sabores y platos diferentes.
Ingredientes frescos, desde el inicio
La base es siempre la frescura: carnes y vegetales, ingredientes como el limón, ajo, jengibre, cilantro, perejil y hierbas frescas y productos de estación sellan el ADN de la marca. “Nunca trabajamos con productos congelados al inicio del proceso, siempre son frescos”, resalta Gonzalo. Una vez elaborados, los platos se envasan al vacío y se congelan para preservar la textura, el sabor y la calidad de un restaurante.
El desafío: transformar la experiencia del restaurant en casa
Uno de sus mayores logros fue llevar técnicas de alta cocina al hogar. Desde un cordero cocido en sous-vide por 24 horas hasta una bondiola braseada hasta el risotto de hongos, Hervor propone platos que pueden regenerarse en minutos, sin perder sofisticación. “Parte del reto fue entender que al final el cliente es quien da el toque final. Yo pienso cómo va a sentir cada bocado al momento de definir un plato, aunque no esté ahí para verlo”, señala.
En cada plato, Hervor traslada una historia, un viaje y una emoción. Gonzalo no siempre está presente, pero su huella es inconfundible: está en el gesto, en el aroma, en la calidez que cada comensal recibe al primer bocado.